miércoles, 16 de enero de 2013

Delito de humanidad

Por Xabier Etxebarria

Publicado en EL HUFFINGTON POST: 11/01/2013 08:02

¿Se imagina usted en un país extranjero, al que haya tenido que viajar, por placer, por inquietud o por necesidad y que en ese lugar, en el que no tiene amigos en los que apoyarse, tenga que sobrevivir? Las respuestas pueden resultar sencillas, quizás porque el lector es viajero o ha sido emigrante y haya tenido que buscarse la vida en situaciones límites. Pero añadamos más circunstancias. El viaje ha sido por un tiempo largo; no se puede volver al país de origen porque está en conflicto bélico o porque en él no se puede sobrevivir: ni hay trabajo, ni sanidad... sólo pobreza. 


Y en la calle de ese país, cuando buscas a alguien que te ayude o te acoja en su casa, o en una institución benéfica, aunque sea temporalmente hasta que puedas regularizar tu situación administrativa y encontrar un empleo, aunque no sea legal para ganar unas monedas, no lo encuentras. Nadie parece escuchar tu necesidad. A los días, hablando con personas que se encuentran en tu misma situación de extrema precariedad comprendes lo que está ocurriendo: los últimos que ayudaron altruistamente a extranjeros en situación irregular están siendo juzgados y se enfrentan a una pena de cárcel. No puede ser, te dirías... si es para ayudarme, ¿dónde está el delito?, ¿qué daño hace mi benefactor?

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